Es una pena que hayamos tenido tan poco tiempo para estudiar a autores como Marx o Nietzsche, pero es lo que toca. Aún así y a pesar de las pocas clases, descubrimos que Nietzsche no solo había lanzado críticas a diestro y siniestro, sino que también tenía su momento para las palabras buenas. Nietzsche amaba la vida. Y en eso (y en muchas otras cosas) no puedo estar más de acuerdo. ¿Cómo no amar la vida? Es lo único que tenemos y sobre todo, la única que tenemos.
¿Cómo decirle a una monja de clausura que no existe la vida eterna? No puedes. Hay que eliminar la creencia de que hay que vivir esta vida pensando en la siguiente. Hay que vivir esta vida, viviendo realmente vida. No hay otra opción. La vida puede ser tanto nuestro regalo como nuestra condena.
Estoy de acuerdo pues, en que hay que amar la vida y aprovecharla, a nuestra manera, del modo que queremos y sin ceder a ninguna imposición externa.
Hay una parte de la filosofía de Nietzsche que sin embargo, me descoloca. Al dar su explicación de por qué Dios ha muerto alega que los hombres no se atreven a atribuirse a sí mismo cualidades como el poder o el amor...y que por eso se los atribuyen a un ser superior como es Dios. Pero Nietzsche, cuando habla del vitalismo y el sentido dionisíaco de la vida rechaza el amor y la compasión por ser valores propios de los débiles. ¿En qué quedamos? ¿Amor sí o amor no?
En cuanto a la moral de los débiles y los esclavos, no estoy yo muy segura de que los fuertes seamos realmente fuertes. Según la acepción de Nietzsche de la sociedad, los débiles son los esclavos y los fuertes, los ricos, los señores, los que viven con comodidad. Yo vivo con comodidad. Comparada con un agricultor de arroz en China, soy rica...formo parte, pues, de los señores y por tanto, también de los fuertes. Pero ¿soy fuerte?
¿Acaso he tenido que luchar yo por algo en esta vida? ¿Luchar realmente por sobrevivir? ¿No será más fuerte que yo el niño africano, la madre de Bangkok, el minero chileno, la trabajadora de Bangladesh? ¿No serán ellos los fuertes y nosotros los débiles?
Y, por último, ¿qué hay de la justicia? Comprendo y comparto el perspectivismo de Nietzsche. Menos mal que por fin haya aparecido un filósofo que entiende que no hay una única verdad. ¿Cómo puede haberla con 7.000 mill de habitantes que somos en el mundo? Pero, si a la hora de intentar formular juicios objetivos nos es imposible alcanzar esa objetividad a causa del devenir ¿para qué tener jueces? ¿Quién va a juzgar a los criminales con objetividad?
Supongo que Nietzsche sí escribió sobre la justicia y que las dudas son por falta de información. Solo espero seguir aprendiendo más filosofía algún día. Por lo pronto, gracias por el pedacito de conocimiento que nos has proporcionado estos dos últimos cursos.
P.